Como expli ca Crespo, la euforia es muy peligrosa “porque puede llevarte a tomar decisiones arriesgadas, poco pegadas a la realidad y ver las cosas demasiado bonitas”. Cidoncha coincide en que provoca errores de percepción: “cuando me iba bien estaba endiosado porque no paraban de darme premios, me llamaban para dar charlas... Y luego vino el batacazo por una mezcla de factores: malas decisiones estratégicas, mala situación financiera, morosidad...”. Gómez Lega lo confirma: “la visión no objetiva de la realidad puede engañar a nuestro modelo de toma de decisiones y llevarnos a una situación errónea”. Consejos para gestionar:
Sé humilde. “He visto muchos altos directivos que hablan con dios, se rodean de aduladores, crean la enfermedad del poder y pierden la humildad. Los emperadores romanos llevaban un señor que les recordaba que eran humanos”, explica Tallada.
Asesórate. Busca asesores que te ayuden a analizar las cosas equilibradamente, que te den una visión relajada desde fuera, para no dejarte arrastrar por la euforia.
Con el ojo en el usuario. “Es muy importante ponernos en el lugar el usuario para no dejar nos llevar ni por la euforia ni por el desánimo”, explica Yolanda Gutiérrez, propietaria de Keiko Japo Zone, restaurante fusión de comida japonesa y mediterránea.
Y relativízalo todo. “El emprendimiento está lleno de altibajos, por ello hay que buscar cierta estabilidad mental, relativizando tanto el éxito como el fracaso”, insiste Iriarte.
Articulo de Isabel García Méndez
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