El desánimo nos va a invadir muy a menudo “por el choque entre las altas expectativas con las que iniciamos una startup y la ausencia o tardanza de los resultados a los que aspirábamos”, recuerda Alberto Alcántara, CEO de Xerintel. Es lo que Babarro resume como “la travesía en el desierto”. Consejos para gestionarlo:
Automotívate. “Debes confiar en ti y luchar, demostrándote a ti mismo que puedes conseguirlo”, defiende Iriarte. Para motivarte, haz una lista de tus logros, esfuérzate por sonreír, aprende tres cosas cada día, sé agradecido...
Practica el altruismo. Álvarez habla de “ponerse un objetivo superior de cambiar el mundo cambiando a las personas. Así, si me desanimo, sé que estoy aportando mi granito de arena para que el mundo sea un lugar mejor”. Practica actos de bondad: ceder un asiento, dar limosna, ayudar... con visión 360. Para Sergio Gimeno, CEO de Woman Whishes, “el emprendedor ha de ser un camaleón y tener la visión 360 grados para adaptarse a todo lo que va a pasar. Tener siempre los pelos de punta para captar los cambios del entorno y reinventarse”.
Reinvéntate. Esta pauta está ligada a la anterior: “Mi startup funcionaba, teníamos clientes importantes, pero llegó la crisis y muchas de estas empresas quebraron. De manera que nos enfocamos en las pymes y ganamos en estabilidad y facturación”, explica Alcántara.
Ponlo en perspectiva. Para Antonio Vaquero, business manager de Quimos, empresa especializada en la fabricación y comercialización de productos químicos, “para gestionar este bache es necesario analizar pasado, presente y futuro y recordar por qué empezamos y nuestros ideales”.